Recientemente, la fotografía
callejera (Street photography) está experimentando un considerable auge. Es
lógico considerando el aumento de recursos disponibles tanto en cámaras fotográficas
como en medios de difusión, siendo posible la rápida difusión de los resultados a través de las redes sociales.
Pero el propio concepto de fotografía callejera no está bien definido, o mejor
dicho, no todos los fotógrafos (aficionados y profesionales) entienden lo mismo
al referirse a este concepto, dado que algunos lo restringen a una mera función documental sin considerar la aportación emocional que debe intentar transmitir
el autor de las fotografías.
También se ha extendido un tópico
entre los que practican esta categoría de fotografía. Hay quienes consideran que la
fotografía callejera debe ser en blanco y negro y en ella no tiene cabida el color,
ni siquiera se admite ocasionalmente un ligero virado sepia. Es posible que este
criterio se base en que en sus orígenes todas las fotos callejeras eran en
blanco y negro, pero también lo eran los retratos, los paisajes, el
fotoperiodismo y la fotografía comercial entre otros. No existía el color en la fotografía.
Es cierto que el blanco y negro refuerza el dramatismo de la escena y permite
aislar más fácilmente al motivo de la fotografía. Las fotografías en blanco y
negro continúan siendo bellas, son bellas. Pero también es cierto que facilitan
el ocultar errores como el desenfoque, la trepidación y el exceso de ruido.
Recientemente, en un taller
impartido por Marcelo Caballero, he descubierto que el color si importa en la fotografía callejera,
porque el color está en la calle y con el color se pueden transmitir otras emociones.
No siempre, ciertamente, pero desterrar el color de la fotografía callejera
sería como arrancar del diccionario la mitad o la cuarta parte de las páginas e
intentar comunicarnos con las palabras que quedan. Con Marcelo he comprendido
la necesidad del color, también en la fotografía callejera y a partir de ahora
intentaré utilizarlo cuando lo considere oportuno para transmitir íntegramente todo
el sentido de mis fotografías.
En la fotografía callejera, el
color si importa porque el color
está en la calle.
Totalmente de acuerdo, don Antonio. Y más para los que tenemos la suerte de vivir en Sevilla. ¿Quién se imagina Santa Cruz en blanco y negro? ¿Por qué encorsetar la Plaza de España y privarla de luz, reflejo y cerámica? Sevilla es vida y color, es gótico, barroco, azahar, incienso y contraluz, aire de Triana, solemnidad Macarena, farolillos, albero, Feria y manzanilla. Sigamos haciendo "click" dándole color. ¿Quiénes somos nosotros para negar lo que Dios regaló?
ResponderEliminarPues ya lo has dicho tu todo. No podría ni decirlo mejor.
ResponderEliminarGracias Juan Carlos