Los días de lluvia son grises y tristes.
Las calles se despueblan y quedan solitarias.
Algunos atrevidos o necesitados salen a la calle fugazmente.
Cuando pasan a nuestro lado parecen fantasmas que tienen prisa por reencontrarse con un pasado luminoso y alegre.
Antonio,me encanta esta fotografía cien por cien contemporánea y con un halo onírico.
ResponderEliminarLlevas razón José. Apenas me dio tiempo a reaccionar. Cuando la vi llegar ya casi se iba. Fue una visión fugaz y no recuerdo bien como conseguí encuadrarla en la fotografía. Fue todo un sueño.
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