Bodega la Cigarrera de Sanlucar de Barrameda. En la escuela
de las naves de un antiguo convento, el reciente mosto está aprendiendo a ser manzanilla. Arropado por
la vieja madre de las botas en las criaderas, sus maestros son una luz tamizada
por esteras de esparto, una temperatura suave y una elevada humedad, pero sobre
todo el silencio. Estando en tan buenas manos pronto podremos disfrutar de su
madurez.
Buenísimas fotografías en un marco con tan poca luz como es una bodega,me imagino que el procesado en blanco y negro se debe a eso,excelente simbiosis entre "narrativa-fotografía" que te hacen trasladar a la bodega como si estuvieses visitándola.Por cierto los caldos tienen que estar de órdago,felicidades.
ResponderEliminarLo cierto es que cada vez que veo que el color no aporta nada me gusta procesar las fotografías en blanco y negro. En esta ocasión llevas tu razón. La luminosidad era casi nula. Es la cámara la que ha conseguido sacar luz de donde no la había y el poco color que aparecía venía acompañado de mucho ruido. Por eso me incliné por el procesado en B&N.
ResponderEliminarRespecto al contenido, me refiero a la manzanilla, lo mejor es que no tenemos que esperar para disfrutarla. Los que no la hayan probado mejor que no lo hagan porque, en ese caso, seguro que nosotros tendríamos problemas para seguir disfrutando de ella.